HISTORIA


Historia del Socialismo en Medina Sidonia
Estamos trabajando en el periodo  1976 - Actualidad
1931 - 1975:

El 14 de abril de 1931 se proclamaba en España la II República. En Medina Sidonia el día 23 se conformaba por parte del Gobierno Civil una Comisión Gestora encargada del gobierno municipal, quedando sin efecto los resultados de las elecciones municipales celebradas días antes, de la que formarán parte dos vecinos que se convertirían en fundadores de la Agrupación del Partido Socialista Obrero Español asidonense, José González Mota y Antonio Rivelles Auñón.

En Acta de la reunión de la Comisión Ejecutiva Federal del Partido Socialista, celebrada en Madrid el día 23 de noviembre de 1932, presidida por Largo Caballero, asistiendo así mismo Indalecio Prieto y Santiago Carrillo, entre otros asuntos, se recoge el siguiente acuerdo:
“INGRESO DE NUEVAS AGRUPACIONES"
Han solicitado ingreso en el Partido y se les ha concedido a las Agrupaciones siguientes:
(MINGLANILLA, TORRECILLA DE LA TIERRA, ASPE, MEDINA SIDONIA, SAN LORENZO DE LA PARRILLA, VILLAMARTÍN Y RIBADEO).

Al día siguiente, el periódico El Socialista reproducía este acuerdo en portada.

Pero la Agrupación está funcionando varios meses antes, según consta en documentos del Archivo Municipal de Medina Sidonia. Así, el 19 de mayo de 1932 aparece un escrito firmado por J. Mejías (José Mejías Calzado), informando al Ayuntamiento de los obreros agrícolas afiliados (suponemos que a la U.G.T.), que alcanza el número de 300, de los que ochenta son segadores. Junto a éste, entrarían como concejales interinos de la minoría socialista en junio de 1932 José González Mota, Francisco Fernández Guerra, Juan González Fernández, Manuel Pantoja González y Diego Harillo Aguilar.

El 16 de noviembre aparece como Presidente interino Antonio Ribelles, mientras que lo era de la U.G.T.-“Agricultura” de Casas Viejas por estas fechas Esteban Rubiales. Otros nombres de socialistas asidonenses de esta etapa son Francisco Bello Guerrero, que firma como Secretario de la Agrupación; M. García, como Vicepresidente; José González Mota, miembro de la corporación local y portavoz de la minoría socialista en 1933; José Ruiz Gutiérrez y Juan González Romero. Afiliados también a la Federación de Trabajadores de la Tierra-U.G.T., e implicados en el cumplimiento del Decreto de intensificación de cultivos dictado por el Gobierno de la República, con el fin de paliar en la manera de lo posible el paro de los jornaleros agrícolas, muy alto a causa de la negativa de los patronos a explotar sus propiedades racionalmente, y que cuando contrataban a jornaleros lo hacían con salarios de miseria.

Un papel importante en este sentido jugaría otro de los protagonistas del Partido Socialista, José Suárez Orellana, quien en mayo de 1931 consigue el acta de concejal y es designado alcalde pedáneo de la aldea de Casas Viejas. En 1933 se convierte en impulsor de la Ley de Reforma Agraria, que él hace realidad con la Colectivización de Malcocinado, en la que los nuevos colonos son protagonistas de un modelo de gestión que, aunque no exento de dificultades, dignifica la existencia de las 40 familias que se asentaron en la antigua Yeguada militar.

En el periódico El Pueblo (Órgano de las Agrupaciones del Partido Socialista Obrero Español, en la provincia), nº 66, fechado en Cádiz el 12 de abril de 1933, se recoge la noticia del Primer Congreso de la Federación de Agrupaciones Socialistas de la Provincia, celebrado los días 8 y 9 del mismo mes, al que asiste como delegado por la Agrupación Local Antonio Rivelles. En este Congreso Medina Sidonia ocupa un espacio importante de los participantes, especialmente para criticar la actuación del alcalde del Partido Radical, Ángel Butrón, al que culpan en buena medida de los sucesos acaecidos en Casas Viejas en enero, al amparar a los anarquistas para debilitar a los socialistas; y también porque se dio cuenta de que se estaba comenzando a gestar la cesión a compañeros de Medina Sidonia y Casas Viejas de la yeguada militar de Malcocinado.

En otro apartado del mismo periódico se alaba la labor de los socialistas asidonenses en defensa de los más desfavorecidos, achacando a los anarquistas su deseo de transformar la sociedad por cualquier medio, en relación a los recientes sucesos de Casas Viejas. El artículo lleva el título “Vístete despacio que vas de prisa”, finalizando con los siguientes párrafos:

“… Los trabajadores del campo de Medina Sidonia saben bien esto, por experiencia, pues ha bastado que los puestos dé vocales en la comisión de Policía rural sean ocupados por obreros entusiastas de sus ideales, para que haya casi desaparecido el paro obrero a pesar de las obstrucciones de la clase patronal monárquica, aunque se afilien a cualquier partido republicano. De aquí el odio de los capitalistas a nuestras Agrupaciones y Sindicatos, pues saben que dos de los nuestros en un organismo público les hace muchísimo más daño en sus intereses de clase que una anárquica organización obrera por grande que sea”.

Son, en definitiva, años de ilusiones y de lucha constante por mejorar la situación de los trabajadores, en especial de los del campo, mayoritarios en Medina Sidonia; y de soportar la presión que les viene desde diversos frentes: con gobiernos municipales de corte burgués o directamente reaccionarios; hostigamiento de los miembros de la C.N.T. anarquista, con gran presencia en el municipio; y por parte de los grandes propietarios, por su defensa de la dignificación de la situación laboral de los jornaleros.

Después del Bienio Negro, entre septiembre de 1933 y febrero de 1936, llegará el triunfo del Frente Popular, que supone para Medina Sidonia el que destacados dirigentes socialistas asidonenses vuelvan a formar parte de la corporación local, como Francisco Bello Guerrero, José González Pérez “Ganga” y José Suárez Orellana, compartiendo el gobierno municipal junto al miembro de Izquierda Republicana Ángel Ruiz Enciso, que ocuparía la alcaldía hasta el 18 de julio de este mismo año.
La sede de la Agrupación Socialista de Medina Sidonia, la Casa del Pueblo, se encontraba en lo que fuera ermita de Santa Catalina, en la actual calle Pablo Iglesias, desde que fuera secularizada en el año 1933 por el cura Pérez Vedelín.

El 18 de julio de 1936 se produciría el levantamiento militar protagonizado por el general Francisco Franco, que triunfó desde los primeros momentos en la provincia de Cádiz. En Medina Sidonia, ese mismo día el comandante del puesto de la Guardia Civil, Manuel Martínez Pedré, se dirigiría al Ayuntamiento para imponer la nueva autoridad que se estaba implantando a raíz del golpe contra el poder legítimo de la República. De manera inmediata se pone en marcha la maquinaria represiva, donde junto a las fuerzas militares establecidas en la localidad, falangistas, monárquicos y gentes de derecha pasarán a “ajustar cuentas” con todos aquellos izquierdistas que se habían destacado en los años anteriores, que habían hecho la vida imposible a los patronos obligándolos a contratar a jornaleros en paro y que habían contribuido a acabar con buena parte de sus privilegios. Los socialistas asidonenses, aún suponiendo que se les avecinaban tiempos difíciles, no llegaron a calibrar en los primeros momentos el horror que estaba comenzando a desatarse, la saña y crueldad que se iba a emplear en esta represión que, con carácter general, perseguiría la eliminación física del enemigo. Y esto era inimaginable en unas personas que tenían la conciencia de no haber hecho otra cosa más que intentar mejorar las condiciones de vida de sus vecinos y contribuir al progreso de su pueblo. Tras la incertidumbre inicial, algunos socialistas de Medina Sidonia pudieron poner tierra por medio, huyendo a “zona roja”, como aparece en los informes municipales, llegándoles la represión y la cárcel al finalizar la Guerra Civil. En esta situación se encontraron personajes como José Suárez Orellana, Francisco Clavijo Utrera o Juan García Jiménez. La pena para otros fue la persecución y la cárcel, siendo el delito su pertenencia al Partido o a la U.G.T.: la del Presidente del sindicato Cristóbal Martínez, del Tesorero José Moya Paredes, Cristóbal Sánchez Jiménez, Francisco Herrera Quirós, José Marchante González (‘Talega’, cargo directivo de la C.N.T. y que pasó a la U.G.T.), Antonio Franco Pérez y José Betanzos Rodríguez.
Y, finalmente, los menos afortunados corrieron una suerte dramática: en las primeras semanas del Alzamiento, junto al alcalde Ruiz Enciso, tras ser encarcelados fueron fusilados los concejales socialistas Francisco Bello Guerrero y José González Pérez (‘Ganga’). La acción cobarde nunca sería reconocida oficialmente, y en un documento del Ayuntamiento en el que se relaciona la difícil situación de las familias de los represaliados o huidos, fechado en el año 1937 (“Padrón de niños desvalidos que existen en esta ciudad…”) se cita a estos compañeros como “desaparecidos”, dejando cada uno mujer y seis hijos en una situación lamentable.

La recuperación de la Memoria Histórica del alcance de esta represión está aún por escribir, pues es muy poco lo que ha trascendido hasta ahora; es una asignatura pendiente la de devolver la dignidad de muchos hombres y mujeres que padecieron la barbarie que trajeron los afectos al Movimiento Nacional.

Vendría a continuación un largo silencio, la eliminación física y el miedo imperante harían que la conciencia de los socialistas asidonenses permaneciera aletargada durante cuarenta años, hasta la muerte del dictador.